CALPULLI MEXICAN DANCE COMPANY
PROGRAM NOTES
Mexico, bordered by the United States to the north and Belize and Guatemala to the southeast, is the most populous Spanish-speaking country in the world. A land that was once the site of advanced Amerindian civilizations such as the Aztec and Maya, Mexico became a Spanish colony in the 16th century, and remained so for nearly three hundred years until the country declared independence in 1821. Mexico’s cultural output, therefore, reflects the blending of indigenous, Hispanic, and, to a lesser extent, African cultures, and this is no more apparent than in the realms of music and dance.
The son is at the heart of Mexican peasant or rural music. Though the Mexican son is similar in several respects to the Cuban son – both are musical forms that grew out of the intermingling of indigenous, Spanish, and African musical traditions – musically they are quite distinct from one another. As a generic term, the Mexican son represents multiple popular song and dance forms that emerged during the 17th century when Mexico was once known by its Spanish colonial name, Nueva España (New Spain). Today the son encompasses nine rural/folk musical styles from different regions throughout Mexico. Despite the musical variety the son exemplifies, several distinctive generalizations are possible. Perhaps the most prominent musical feature of the son is the sesquialtera, an unequal triple rhythm based on patterns of six beats. A son ensemble features melodic instruments that additionally provide chordal and rhythmic accompaniment such as the guitar, violin, and harp. Songs are traditionally performed in a high falsetto voice, characteristic of Amerindian music, and is sometimes harmonized in parallel thirds. The musical form of a typical son involves the alternation of brief instrumental interludes with lyrical coplas, short poetic units of four lines, each containing eight syllables. In terms of dance, the son is primarily performed by couples and is characterized by intermittent sections of foot stomping (zapateados) during the instrumental interludes, effectively serving as additional percussive accompaniment. Many regional styles of son have emerged, distinguished by variations in rhythmical scheme, instrumental makeup, repertoire, and nuances in vocal performance, to name but a few. The son jaliscience of Jalisco, a region located in Central Western Mexico, is the most popular regional variant of the son tradition through its performance by mariachis throughout the country. Prior to the introduction and standardization of the trumpet within the mariachi ensemble in the 1930s and 1940s, the standard instrumental lineup included one or two violins; a high-pitched five-string guitar known as the vihuela; and a harp or a guitarrón, a large deep, bodied, six-string bass guitar. The son jarocho, popularized by the people of the southern coastal plain of Veracruz, is a regional style performed at large social gatherings known as fandangos. A standard son jarocho ensemble centers on a diatonic harp (arpa jarocha); a fretted, five-string guitar endemic to the region of Veracruz (jarana); and a shallow-bodied, high-pitched, four-stringed guitar (requinto). Considering Veracruz’s proximity to the Caribbean, the son jarocho is believed to have strong African origins, more so than other regional variants of the son. Integral to the performance setting of a son jarocho is the construction of a raised wooden floor (tarima) in order for dancers to battle one another in their performance of percussive footwork (zapateado). Norteño (meaning northern in Spanish) is a popular genre of Mexican music that is today widely consumed in Mexico and the United States. The genre’s origins date back to the mid 19th century when German and Czech immigrants settled in northern Mexico and the southwestern United States. From their homelands, these migrants imported the accordion as well as the musical traditions strongly associated with that instrument such as the polka and waltz. Local bands began to incorporate these European music dance genres (particularly rhythmical patterns) into their repertoire of Mexican popular music, such as the corrido, and consequently emerged with a unique norteño style. A traditional norteño conjunto (group) from the late 19th and early 20th centuries consisted of a diatonic button accordion, a tambora de rancho (ranch drum), and the bajo sexto (12-string bass guitar). La Danza de los Viejitos (the Dance of the Old Men) is traditionally performed by the Purépecha Indians of the Pátzcuaro region of Michoacán, located in the central western coast of Mexico. A comical dance involving young masked dancers in traditional rural (campesino) attire, the movements executed mimic the mannerisms and gestures of old people. Today, this humorous yet deferential depiction of old age through dance is performed throughout Mexico, most notably during the festivities associated with the Day of the Dead (Día de los Muertos). |
México, bordeado por los Estados Unidos al norte y Belice y Guatemala al sudeste, es el país más populoso hispanohablante en el mundo. Una tierra que una vez fue el sitio de civilizaciones americanas avanzadas como el azteca y el maya, México llegó a ser una colonia española en el siglo XVI, y se mantuvo así por casi 300 años hasta que el país declarara su independencia en 1821. La producción cultural de México, por lo tanto, refleja la mezcla indígena, hispana y, en menor grado, la de culturas africanas lo cual se refleja en los reinos de la música y el baile.
El son está en el corazón de la música mexicana campesina o rural. Aunque el son mexicano es semejante en varios aspectos al son cubano – son formas musicales que crecieron fuera del entremezclar de indígena, español, y tradiciones musicales africanas – musicalmente son bastante diferentes entre sí. Como un término genérico, el son mexicano representa múltiples formas populares de canción y baile que surgieron durante el siglo XVII cuando México fue conocido por su nombre colonial español, Nueva España. Hoy el son abarca nueve estilos rural/popular de música de diferentes regiones de México. A pesar de la variedad musical que el son ilustra, varias distintivas generalizaciones son posibles. Quizás la característica más prominente musical del son es el sesquiáltera, un ritmo triple y desigual basado en pautas de seis ritmos. El son reúne características de instrumentos melódicos que proporcionan adicionalmente acordes y acompañamiento rítmico como la guitarra, el violín y el arpa. Las canciones son tradicionalmente llevadas a cabo en una voz de falsete alta, característica de música amerindia y algunas veces son armonizados en tercios paralelos. La forma musical de un son típico implica la alternancia de intervalos instrumentales breves con coplas líricas, las unidades poéticas cortas de cuatro líneas, cada una conteniendo ocho sílabas. En términos de baile, el son es realizado principalmente por parejas y es caracterizado por secciones intermitentes de pisar muy fuerte de pie (zapateados) durante los intervalos instrumentales, sirviendo efectivamente como acompañamiento de percusión adicional. Muchos estilos regionales del son han surgido, prestigiosos por variaciones en el esquema rítmico, en constitución instrumental, en el repertorio y en los matices en el desempeño vocal, para denominar sólo unos pocos. El son jalisciense de Jalisco, una región ubicada en México Occidental Central, es la variante más popular regional de la tradición del son por su desempeño por mariachis a través del país. Antes de la introducción y la estandarización de la trompeta dentro del conjunto de mariachi en los años treinta y años cuarenta, la alineación instrumental estándar incluyó algunos violines, una guitarra aguda de cinco-cuerda conocida como el vihuela y un arpa o un guitarrón, grande y profundo, con cuerpo, bajo de seis cuerdas. El son jarocho, popularizado por las personas de la llanura costera del sur de Veracruz, tiene un estilo regional y se lleva a cabo en reuniones sociales grandes conocidas como fandangos. Un son jarocho estándar reúne un arpa diatónica (jarocha de arpa); un inquietado, endemia de guitarra de cinco cuerdas propio de la región de Veracruz (jarana) y una guitarra superficial-con cuerpo, aguda y de cuatro cuerdas (requinto). Teniendo en cuenta la proximidad de Veracruz al Caribe, el son jarocho se cree que tuvo un fuerte origen africano, aún más que otras variantes regionales del son. Parte integrante de la ejecución del son jarocho es la construcción de un piso de madera levantado (tarima) para que los bailarines puedan combatir el uno con el otro en su desempeño de juego de piernas de percusión (zapateado). Norteño es un género popular de música mexicana que hoy es consumido extensamente en México y Estados Unidos. Los orígenes del género antedatan al siglo XIX medio cuando inmigrantes alemanes y checos se asentaron en México del norte y en el sudoeste de los Estados Unidos. De sus patrias, estos emigrantes importaron el acordeón así como las tradiciones musicales se asociaron totalmente con ese instrumento como la polca y el vals. Las bandas locales comenzaron a incorporar estos géneros europeos musicales de danza en su repertorio de música popular mexicana como el corrido y, por consiguiente, surgió un estilo único norteño. Un conjunto tradicional norteño de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX consistió en un acordeón diatónico de botón, una tambora de rancho, y el sexto de bajo. La danza de los Viejitos es realizada tradicionalmente por el Purépecha indios de la región de Pátzcuaro de Michoacán, ubicado en la costa occidental central de México. Un baile cómico que implica a jóvenes bailarinas enmascaradas en el traje rural tradicional, los movimientos ejecutan la mímica de los gestos de ancianos. Hoy, esta humorística todavía deferente descripción de vejez a través del baile es realizada en México, más en particular durante las festividades asociadas con el Día de los muertos. |
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