LUIS CORDERO Y LOS AMIGOS DEL AMARGUE
PROGRAM NOTES
Merengue típico, or traditional merengue, has been around since at least the 1840s. It comes from the northern valley region of the Dominican Republic called the Cibao, so it is sometimes known as merengue cibaeño. The original group consisted of stringed instruments like guitar, tres, or cuatro as well as the güira scraper and the two headed tambora drum. Sometimes a bass instrument called marimba was added to the ensemble. This relative of the African mbira is made of a wooden sounding box with 5-8 metal keys. The instrumentation is considered emblematic of the three cultural influences that contributed to the music’s – and the country’s – development: European guitar or, later, accordion; African marimba and tambora; and the güira, which some think is of native Taíno origin.
The típico ensemble has been through numerous changes over the years. A significant innovation occurred when Germans came to the island in the 1870s, trading their accordions for tobacco. The instrument quickly gained popularity and soon replaced the tres and cuatro as leader of the típico ensemble. Merengue típico was originally considered disreputable. Its more descriptive and colorful name, perico ripiao (‘ripped parrot’), is said to have been the name of a house of ill repute where the music was played in the city of Santiago. The lyrics were often suggestive, and sometimes political. Moralists tried to ban the music and associated dance moves, with little success. Merengue experienced a sudden elevation of status when dictator Rafael Trujillo came to power in 1930. Being himself of lower-class origins, he decided that this music should be the Dominican national symbol. He invited perico ripiao bands to perform during his campaign and soon had their music broadcast over the radio. Now that merengue was being heard in urban middle class living rooms, it paved the way for the next major innovation in the genre: big bands. Following Trujillo’s election Dominican musicians adopted the instrumentation then popular in the US, replacing the accordion with saxophones and trumpets and initiating a split between mostly urban merengue de orquesta and mostly rural merengue típico. Since then, the two styles have developed along separate but parallel trajectories. Típico musicians like Tatico Henríquez, the godfather of modern merengue tipico, updated their sound during the 1960s and 1970s. They replaced the marimba with electric bass and added a saxophone to harmonize with the accordion (the instrument had been used before, but only infrequently). In the 1990s, the now “standard” lineup was completed by the addition of a bass drum, played with a foot pedal by the güirero. Today, some groups also use congas, timbal, and even keyboards as a way to close the gap between típico and orquesta and increase their listening audience. Bachata is a guitar-based folk and popular music genre from the Dominican Republic. In its original usage, bachata refers to the boisterous lower-class parties popular in rural neighborhoods throughout the Dominican countryside. Bachatas, along with the music performed at these social gatherings (then known as canciones de amargue), developed a deplorable reputation among the bourgeoisie. During the 1960s, the burgeoning presence of rural migrants in urban centers brought mainstream attention to these canciones de amargue. In spite of, or perhaps, because of its pejorative connotations, the term bachata somehow became attached to this particular repertoire of guitar music, thereby helping to solidify its identity as an official popular music genre. A stylistic variant of the Cuban bolero, bachata’s repertoire includes Cuban sones, Mexican rancheras, and local merengue. In the late nineteenth and early twentieth centuries, the typical bachata group consisted of a vocalist accompanied by one or two Spanish guitars, maracas, and perhaps bongo and marimba. Song lyrics, almost invariably sung by a male vocalist, often deal with topical subjects, as well as romantic love and heartbreak. Since the 1960s, bachata has become increasingly commercialized, resulting in significant changes in musical style and instrumentation. The incorporation of the electric bass, as well as the supplantation of the maracas with the guira, did much to modernize bachata’s sound. The tempo also became noticeably faster, a move that brought greater national attention to bachata as a dance oriented musical genre. Although the guitar’s role as the leading melodic instrument remains unchanged, the inclusion of a second rhythmic guitar (segunda) became a standardized practice. Bachata experienced a commercial boom in the 1990s, which consequently brought this once marginalized folk tradition unprecedented international attention. Latin pop music sensation Juan Luis Guerra’s 1992 Grammy award-winning album Bachata Rosa is largely credited for attracting international attention to the genre. Other emerging bachata artists such as Luis Vargas and Antony Santos have played a pivotal role in popularizing the genre further by incorporating bachata-merengues into their repertoire. Despite the genre’s ongoing commercial feats, traditional bachata is still performed in the Dominican Republic and continues to attract new audiences around the world. |
El merengue típico apareció durante los años 1840. Vino de la región del valle del Cibao, alrededor de la ciudad de Santiago, y por eso también le dicen merengue cibaeño. En el principio, el grupo consistía en instrumentos de cuerda como la guitarra, tres, o cuatro, juntos con la güira (un guayo de metal) y la tambora. A veces se agregaba un especie de bajo llamado marimba, semejante a la mbira africana y hecho de una caja de madera con cinco u ocho teclas de metal. A fines del siglo XIX la marimba fue sustituida por el acordeón de botones, que los comerciantes alemanes cambiaban por el tabaco. Se dice que este conjunto de instrumentos representa las tres influencias culturales que contribuyeron al desarrollo de la música típica: la guitarra o acordeón europeo; la marimba y la tambora africana; y la güira, instrumento que algunos consideran de origen taíno.
Como ocurre con frecuencia con la música folklórica rural, el merengue típico tenía mala fama en sus inicios. Dicen que su otro apodo, perico ripiao, viene del nombre de un burdel en Santiago de las primeras décadas del siglo XX. La letra era a veces indecente, a veces política. Como era de esperar, gente de las clases altas trataron de prohibirlo, pero con poco éxito ya que lo siguen tocando hasta el día de hoy. El merengue experimentó una súbita elevación de estatus bajo el reinado del dictador Rafael Trujillo (r. 1930-1961). Aunque él era del sur de la República, venía de un campo rural y de las clases bajas y decidió que el merengue debería ser el símbolo nacional de la República Dominicana. Mandó que compusieran numerosos merengues en su honor, y los puso a sonar en la radio y en los salones de baile respetables. Músicos como Luis Alberti empezaron a tocar el merengue con sus orquestas para ganar el apoyo del líder. Reemplazaron el acordeón con instrumentos de viento e iniciaron una división entre el estilo urbano de orquesta y el perico ripiao rural. Hoy día, el merengue orquestado sigue dominando las emisoras nuyorquinas, pero el merengue típico ha logrado cada vez más éxito durante los últimos años. Los músicos típicos continuaban innovando dentro de su género durante la segunda mitad del siglo XX. Por ejemplo, en los 60 y 70 músicos como Tatico Henríquez cambiaron la marimba para el bajo eléctrico y agregaron un saxofón para armonizar con el acordeón (lo usaban antes, pero con poca frecuencia). En los 90, el conjunto ‘estándar’ se hizo completo con el ‘drum’ (bombo), instrumento que el güirero toca con pedal, y las tumbadoras. Ahora también usan las congas o tumbadoras y hasta teclados, como forma de disminuir las diferencias entre lo típico y lo de orquesta y aumentar su audiencia. La Bachata es un género musical popular y folclórico basado en ritmos de guitarra y originario de la República Dominicana. En su acepción inicial, la bachata se refería a las fiestas populares bulliciosas que hacían las clases bajas en barrios rústicos por toda la zona rural dominicana. Junto con la música interpretada en estas reuniones sociales (llamadas música de amargue en aquel entonces), las bachatas se ganaron una reputación deplorable entre la burguesía. En los años ’60, la presencia emergente de los campesinos que se habían desarraigado de la zona rural para asentarse en los centros urbanos captó la atención pública con la música de amargue. A pesar de – o quizás debido a sus connotaciones peyorativas, la palabra “bachata” se vio, de alguna manera, vinculada a este repertorio particular de música de guitarra, llegando así a contribuir a la consolidación de su identidad como género musical popular oficial. Una variante estilística del bolero cubano, la bachata incluye en su repertorio sones cubanos, rancheras mexicanas y merengue local. A finales del siglo XIX y comienzo del siglo XX, la banda típica de bachata se componía de un vocalista acompañado por una o dos guitarras clásicas, maracas y quizás bongo y marimba. Las letras de las canciones, casi siempre cantadas por una voz masculina, hablan a menudo de temas actuales, así como de amor romántico y desconsuelos. La comercialización de la bachata en la segunda mitad del siglo XX desencadenó varios cambios en su estilo musical e instrumentación. La incorporación del bajo eléctrico, así como el reemplazo de las maracas por la güira, contribuyeron considerablemente a la modernización del son de la bachata. El tempo también se volvió perceptiblemente más acelerado, siendo éste un cambio que le aseguró a la bachata un mayor interés nacional como género musical bailable. Aunque la guitarra siguió siendo el principal instrumento melódico, la adición de una segunda guitarra rítmica se convirtió en una práctica estándar. La bachata conoció un auge comercial en los años ’90, con lo cual esta tradición folclórica anteriormente marginalizada se ganó una atención internacional sin precedente. Un gran mérito de haber atraído atención internación al género le fue atribuido al álbum multipremiado “Bachata Rosa”, sacado en 1992 por la estrella del pop latino Juan Luis Guerra. Otros artistas emergentes de la bachata, como Luis Vargas y Antony Santos, desempeñaron un papel esencial en la popularización subsiguiente del género, al incluir en su repertorio bachata-merengues. A pesar de los logros comerciales continuos del género, la bachata tradicional aún se interpreta en la República Dominicana y sigue atrayendo nuevos admiradores del público mundial. |
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